Un perro se acurrucaba a un costado del cuerpo de un hombre que fue asesinado de un balazo en el pecho.
La escena en el interior del Garitón (una especie de torrecilla que se usaba para vigilancia en la época colonial) que se ubica en la avenida de La Presa casi esquina con calle Río San Juan de la colonia Cuanalan.
El can rebuscaba su propio calor entre la tierra suelta, cuando de repente sintió que llegaban policías.
Eran las 19:15 horas de la tarde del 28 de junio, cuando uniformados llegaron al lugar para confirmar la presencia de un masculino sin signos vitales.
A pesar de la movilización el can no se movió ya que pronto llegaría la noche y ese Garitón era su único refugio.
En esa zona solitaria no había más que la presencia del perro en el Garitón, el difunto llevaba horas tirado en el lugar sin que nadie se diera cuenta ya que la casa más cercana estaba a unos 100 metros.
La policía encontró junto a la mascota sin dueño a un hombre de unos 50 años de edad, recargado en el interior del Garitón.
Vestía playera de color gris, chamarra de color negro, pantalón azul de mezclilla, zapatos de color café y una mochila de color negro la cual se encontraba enfrente de sus pies.
Al ser revisado por paramédicos de Protección Civil lo encontraron sin signos vitales y con una lesión de arma de fuego en el pecho.
La policía puso la cinta amarilla para resguardar la escena del crimen, pero aún así el can no se quitó porque el estaba en su refugio.
Personal forense retiró el cuerpo del desconocido por la noche.
Con información de Reporteros en Movimiento